Costumbres e história
Debido al aislamiento peculiar del Valle, mejor comunicado hasta hace pocos años con Francia por los puertos de montaña, a conllevado el que se conserven casi intactas costumbres y formas de vida tradicionales y un dialecto, el chistavín.
El pueblo aún se rige por la vieja organización pastoril, que fue la ocupación principal de antaño; las juntas: “del ganáu”y, de “las vacas”, organizan todo lo refernte a los pastos de la montaña; la junta de “L’armita” encargada de la conservación de la ermita del pueblo así como de el arriendo de sus propiedades; la “Cofadría” que organiza los entierros. Todas ellas con un estricto protocolo.
Las fiestas de San Pedro y San Joaquín, con la elaboración tradicional del requesón, o la romería a la ermita de San Fabián, son momentos especiales para lucir el rico y variado traje típico del pueblo.
Los carnavales conservan los mismos ritos y organización que antaño, o la fiesta de San Antón cuando salen a las calles los mejores trucos de todas las “compañías ganaderas” dan una idea de que aquí, quizá el tiempo se detuvo.